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Mujeres

DÍA DE LAS MUJERES RURALES 15 DE OCTUBRE
Parte II

 

Por Elena Luz González Bazán especial para Historia Latitud Periódico y Villa Crespo Digital

23 de diciembre del 2020

El trabajo en el campo no es de los más sencillos, indudablemente, la tarea agrícola ganadera necesita de empeño, fuerza y dedicación, largas jornadas y expuestos a todo tipo de inconvenientes: falta de agua, plagas, accidentes laborales y otras.

MUJERES RURALES PARTE II

Las mujeres rurales, campesinas o trabajadoras rurales están expuestas a estas realidades, pero aumentadas, generalmente se encuentran en las situaciones menos ventajosas.
Una mirada sobre la realidad económica muestra que las mujeres tienen mayores restricciones y acceso a activos y recursos productivos, servicios financieros, protección social.
En tal sentido, la FAO advierte que: las normas sociales, leyes y prácticas con un sesgo de género también limitan la participación de las mujeres en actividades lucrativas, en organizaciones de trabajadores y productores y en especial en instituciones organizadas de trabajadores, tales como los sindicatos. Abordar este sesgo es un componente clave de las estrategias de desarrollo sostenible. Asimismo, es primordial aumentar el acceso de las mujeres rurales a oportunidades de empleo decente a fin de mejorar su productividad y generación de ingresos, lo que a su vez elevará el ingreso familiar y su seguridad alimentaria.

Por ello, la FAO se plantea el trabajo para: empoderar a las mujeres rurales a través de empleo decente a fin de explotar su potencial. Esto a su vez puede redundar en beneficios sociales y económicos no solo para las mujeres, sino también para sus familias, comunidades y las economías rurales en general.
En especial:

  • Desarrollar mayor conocimiento sobre el aporte de las mujeres a la economía rural y el efecto de intervenciones de empleo rural con perspectiva de género. Por ejemplo, la FAO ha elaborado perfiles de país pormenorizados sobre desigualdades de género en empleo rural para diferentes países, incluidos Ghana, Malawi y Tanzania continental.
  • Apoyar a los gobiernos en la formulación y aplicación de estrategias de empleo rural decente que den respuesta a las cuestiones relativas a género. El Programa conjunto de FAO, FIDA, PMA y ONU Mujeres sobre "Aceleración de los progresos en materia del empoderamiento económico de la mujer rural" es un ejemplo del esfuerzo permanente de la FAO por promover el empleo decente para las mujeres rurales en contextos nacionales.

 

  • Impulsar un mayor diálogo de políticas y coordinación entre las partes interesadas principales a fin de promover el empoderamiento de las mujeres rurales. La FAO colabora con los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado para identificar opciones viables de políticas orientadas a reducir las desigualdades de género en mercados laborales rurales.

Uno de los planteos que se hicieron, este año y a raíz de la Pandemia Covid -19 fue la construcción de la resiliencia de las mujeres rurales. O sea, la capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas como la muerte de un ser querido, un accidente, etc.
Esa adaptación con resultados positivos frente a los momentos de adversidad.

Pero debemos destacar que: Las mujeres y las niñas están en desventaja en esta pandemia, un problema que se agrava más aún en las zonas rurales. Las mujeres rurales ya enfrentaban, y se enfrentan, a batallas previas específicas en su vida diaria a pesar de sus roles clave en la agricultura, el suministro alimentario y la nutrición. Ahora, desde el COVID-19 y las necesidades de salud únicas en áreas remotas, les es menos probable tener acceso a servicios de salud de calidad, medicamentos esenciales y vacunas. Las normas sociales restrictivas y los estereotipos de género también pueden limitar la capacidad de las mujeres rurales para acceder a los servicios de salud.
A esto debemos agregar que muchas mujeres, adolescentes y niñas sufren de aislamiento, no tienen acceso a las tecnologías para mejorar su vida laboral y social, personal y educativa.
Los cuidados del hogar, la falta de remuneración, el aumento de los mismos es una característica, este año en especial, de lo que viven y padecen las mujeres rurales. 

LAS ZONAS RURALES

Es importante destacar que el trabajo y la vida en las zonas rurales no se compara a las grandes ni medias urbes, muchas son aldeas remotas, zonas alejadas, pueblos pequeños, marginados, inclusive del mapa. La falta de servicios y la infraestructura básica acompañan esta situación; estamos hablando de salud, educación, agua, electricidad y otros servicios esenciales; son sustanciales para apuntalar el trabajo doméstico y de cuidados productivo y no remunerado de las mujeres, que se ve agravado por la crisis.

LA QUE HA PRODUCIDO LA PANDEMIA

Se ha aumentado la vulnerabilidad de los derechos de las mujeres rurales a la tierra y los recursos. No podemos negar que hay grandes niveles y prácticas discriminatorias hacia las mujeres; como los derechos sobre la tierra y la propiedad en la mayoría de los países y las viudas de COVID-19 corren el riesgo de ser desheredadas, en muchos lugares del mundo.
La seguridad de la tenencia de la tierra de las mujeres también se ve amenazada a medida que los migrantes desempleados regresan a las comunidades rurales, lo que aumenta la presión sobre la tierra y los recursos y agrava las diferencias de género en la agricultura y la seguridad alimentaria.

Las mujeres rurales son la cuarta parte de la población mundial, trabajan como agricultoras, asalariadas y empresarias. Laboran la tierra y plantan las semillas que alimentan naciones enteras. Además, garantizan la seguridad alimentaria de sus poblaciones y ayudan a preparar a sus comunidades frente al cambio climático.

En tal sentido, la ONU Mujeres afirma que: las campesinas sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor. Tampoco disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria, ni a infraestructuras, como el agua y saneamiento.
Luego sostienen que: Las barreras estructurales y las normas sociales discriminatorias continúan limitando el poder de las mujeres rurales en la participación política dentro de sus comunidades y hogares. Su labor es invisible y no remunerada, a pesar de que las tareas aumentan y se endurecen debido a la migración de los hombres. Mundialmente, con pocas excepciones, todos los indicadores de género y desarrollo muestran que las campesinas se encuentran en peores condiciones que los hombres del campo y que las mujeres urbanas.

¿Sabías que...?

Menos del 20%  de los propietarios de tierras en todo el mundo son mujeres. En las zonas rurales, la brecha salarial de género llega al 40%
Reducir la brecha en las tasas de participación de la fuerza laboral entre hombres y mujeres en un 25% para el año 2025 podría aumentar el PIB mundial en un 3,9%.
Si las mujeres de las zonas rurales tuvieran el mismo acceso a los activos agrícolas, la educación y los mercados que los hombres, se podría aumentar la producción agrícola y reducir el número de personas que padecen hambre en 100-150 millones.

A modo de corolario

Podemos manifestar que las problemáticas de las mujeres rurales son bastantes más profundas y desgarradoras que otras que ocupan la atención de políticos, medios y otros.

Sobre este contexto no hay ni un centímetro de desarrollo mediático. Ni que hablar de la dirigencia política ocupada en temas que solo incumben a una minoría de uno o dos…

Qué decir de la realidad y desazón que causa que no sean tomadas en cuenta… es parte de las deudas no solo de la política sino de todos los sectores políticos y sociales con poder de decisión.

FUENTES: ONU Mujeres, FAO y fuentes propias.
Imagenes: infocampo, argentinamunicipal, comunidadcampo, mendovoz, cepanoticias, infobae, infoagro. Trabajadas por la producción de Historia.

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